Lugar: Araucanía
En la tierra no había nada. Un
espíritu poderoso vivía en el aire y aplastó a los de menos poder que se habían rebelado, convirtiéndolos en montañas y volcanes, y a los arrepentidos, en
estrellas.
Para que se habitara la Tierra el Todopoderoso
transformó en hombre a un espíritu que era hijo suyo el cual al caer quedó
aturdido.
La madre del joven sintió pena por él y
para mirarlo abrió en el cielo una ventanilla por donde asoma su cara blanca.
El Poderoso tomó una estrella y convirtiéndola en mujer le ordenó que fuera a acompañar a su hijo.
Ésta, para llegar hasta el joven tenía que caminar a pie. Para que no se lastimase, el Todopoderoso ordenó que a su paso crecieran las hierbas y las flores.
Ella jugaba con éstas
y las convertía en aves y mariposas. Y después que pasaba, por la hierba que su
pie había tocado se convertía en una selva gigantesca.
El joven y la niña se juntaron y
unidos, hallaron que el mundo era mas bello. En el día, el Todopoderoso les
miraba por una ventanita redonda: era el Sol. En la noche, era la madre del
joven la que abría la ventanita para mirarlos y mostraba su cara blanca: era la Luna.
Recopilación por: Magriff.
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