jueves, 20 de agosto de 2015

La Lola


Norte de Chile

Se cuenta que una mujer bellísima llamada Dolores, vivía en el norte de Chile; y era deseada por la mayoría de los hombres, quienes la llamaban "Lola". Su padre que vivía para cuidar a su hija y distanciarla de sus enamorados, y siempre esperando que llegara el hombre indicado para ella. Sin embargo un día conoció a un joven y pobre minero del cual se enamoró perdidamente; y como sabía que su padre no lo aceptaría, decidió irse de su casa y escaparse con aquel hombre para casarse con él.

Al poco tiempo, se unieron a un grupo de mineros que caminaban tras la búsqueda de alguna veta no importaba que fuera de oro o de plata, y es así como este nuevo matrimonio encuentra la riqueza y comienzan a explotarla. Todo parecía que iba a ser pura felicidad en sus vidas, pero el hombre que ella quería realmente no la amaba, y ya no era un esposo dedicado a ella; debido a que el minero, con la riqueza que obtenía, solo se dedicaba a conquistar otras mujeres.

La esposa, al poco tiempo lo vio besándose con otra mujer. Enfurecida por el engaño y los celos, esperó al minero en su hogar, y lo mató con un puñal. Después huyó a los cerros dando gritos y alaridos arrepentida de lo que había hecho. Al tiempo, regresó al poblado donde vivía, víctima de la locura, solo sabiendo reír y murmurando que los habían asaltado y que asesinaron a su marido.

Enloquecida, posteriormente fue en búsqueda del cadáver que estaba en un ataúd negro, y huyó a los cerros con él, tratando de encontrar al criminal de su esposo (que realmente no era nadie más que ella). Es así como comenzó a vagar por las altas cimas de la cordillera y por los faldeos; hambrienta, descalza, desgreñada;  Siempre con el deseo de venganza contra el criminal de su amado esposo, hasta el fin de sus días. Pero como obviamente nunca encontraría a ese criminal, luego de morir en los cerros, su alma no pudo encontrar descanso, y desde entonces su espíritu vengativo recorre los cerros y las minas; y sus correrías la hacen ser conocedora de los sitios donde se encuentra el preciado metal.

Desde aquel día se afirma que en algunas noches los hombres que andan en los cerros norteños escuchan una voz que los llama por su nombre, y una vez que llegan al lugar de donde viene el sonido ven a una mujer pálida y extraordinariamente bella que viste de blanco y que anda arrastrando un ataúd oscuro. Desde aquel momento, el hombre que la sigue está prácticamente perdido, ya que lo asesinaría al confundirlo con el asesino que está buscando.

Los mineros igualmente dicen que "La Lola" transita por las galerías abandonadas, acompañada del ataúd negro de su esposo. Por ello se dice que los Mineros que han encontrado la muerte repentina en alguna de estas galerías, es seguro que murieron de terror ante la presencia fantasmagórica de La Lola.


Pero para los mineros buscadores de una veta, "La Lola" convierte la venganza en una piedad, al anunciar a los buscadores la proximidad del tesoro, pero no para que lo hagan aflorar, sino para que se alejen del lugar; porque cuando se encuentra la veta, la muerte se acerca en la vida del minero.

Recopilación Por Alejandro Glade R.

La Cuca


Zona Central

De la leyenda de la Cuca se conocen tres versiones: la Cuca negra, la Cuca blanca y la Cuca cordillerana.

 La primera es un ave que vuela de noche. Cuando lo hace en las noches de luna, si su sombra toca a una persona, esta muere antes de cumplirse un año. Su grito se asemeja al rebuzno de la mula. Si lo lanza sobre una casa, al poco tiempo muere uno de los moradores de ella.

La Cuca blanca es un ave benéfica que ayuda a las personas que andan extraviadas a encontrar el camino. Cuando canta, dice: ¡Cuca! ¡Cuca!


La Cuca cordillerana habita cerca de los Andes y es un ser mitad mujer, mitad vaca que siempre anda con la cabeza tapada. Entra en las casas, saca a las personas mientras duermen y las deja en un sitio distante sin causarles ningún daño.

Recopilación por: Alejandro Glade R.

La guitarrera de Quinchamalí


Provincia de Ñuble

Viuda, nada de mal perecida, conocida por sus canciones, por sus chascarros, y su espíritu festivo.

Animaba las fiestas con sus canciones, las que acompañaba con una guitarra que la hacía hablar.

Nunca podía faltar a los matrimonios, era la convidada oficial de bautizos y velorios.

Con muchos cantos, cuentos y rezos pasaba la vida. Un día en una fiesta conoció a un huaso muy bien plantado y montado en un brioso corcel que venía de otra provincia. Era un huaso muy apuesto y distinguido, lo que hiso que la viuda se enamorara y pronto el canto pícaro de ella y lo gracioso de él  conformaron una amistad.

Durante un tiempo el huaso astuto acompañó a la viuda en el golpeteo de la guitarra.

El apuesto visitante un día tuvo que partir.

Pasó el tiempo y la viuda esperó que le llegaran noticias del huaso enamorado y olvidadizo. Ella no se olvidaba de él en ningún minuto, vivía pensando en él.

Pasaba el tiempo y la viuda iba todas las noches a cantar las penas con su guitarra, bajo el viejo peral de la casa, testigo de las promesas de amor entre el huaso y ella.

Luego la gente del lugar hablaba de que el muy ladino huaso era padre de numerosos hijos y dueño de grandes tierras.

Sello chileno "La Guitarrera de Quinchamalí"


La viuda comenzó a retirarse de las fiestas lentamente, ya no asistía con regularidad a todas las invitaciones que la viuda recibía, hasta hacerse notoria su ausencia.

Todos recordaban sus chistes, se extrañaba su canto y la animación tan entusiasta de daba en los matrimonios y bautizos. Sus cuentos y rezos acortaban las noches largas de los velorios.

Un día bajo el peral de sus amores, encontraron muerta a la viuda guitarrera y cantora.

Este amor se convirtió para las trabajadoras de la greda en un cántaro, que la muestra vestida de negro cantando y tocando tristemente un amor, un desamor.







Escrito y recopilado por: Alejandro Glade R.


viernes, 7 de agosto de 2015

Leyenda de la Laguna del Inca

Laguna del Inca, Portillo, Chile

Antes de que llegaran los conquistadores españoles a lo que hoy es nuestro país Chile, el incanato de los “hijos del sol”, abarcaba cerca de 2 millones de kilómetros cuadrados entre el océano Pacífico y la selva amazónica y por el sur hasta las riberas del río Maule, pero había un poblado Inca en el valle, y en este lugar hacia la cordillera,  existió una laguna de un maravilloso color esmeralda, y que representaba las penas de amor del bravo guerrero inca Illi Yupanqui y que, según las tradiciones se dice que buscaba a una hermosa mujer, la mujer más hermosa del imperio para hacerla su esposa.

Princesa Inca
Cuando la encuentra deciden casarse en la cumbre de las montañas y a las orillas de una linda laguna, Kora´llé para cumplir con el rito del matrimonio debía descender hacia la laguna con su maravillosos traje y su séquito de sirvientes, el camino de bajada era estrecho y complicado y resbaladizo, lo que hiso que la princesa cayera al vacío, los gritos de la princesa no fueron oídos por su prometido y no pudo ayudarla.

Según la leyenda, en esta laguna Illi Yupanqui lloró todas sus penas cuando la princesa inca Kora-llé murió al sufrir el accidente, por estar cumpliendo una tradición para su matrimonio. Allí fue dejado el cuerpo de la princesa, y se dice que en ese momento la laguna se volvió color esmeralda, teñido por el color de los ojos y que el hijo del Sol no pudo despertar. También se dice que en ciertas noches de invierno todavía se puede oír los lamentos del Inca.

La laguna es la actualmente conocida como Laguna del Inca, en las alturas de Portillo.


Escrito por: Alejandro Glade R.