miércoles, 10 de abril de 2019

Las brujas masculinas de Chiloé y la Provincia de los justos.


Una rara e  inquietante historia de Chiloé nos habla de un grupo de brujas masculinas que durante mucho tiempo ha sido una oscura presencia en la isla. Los isleños que fueron miembros de esta secta fueron procesados ​​en la década de 1880, y es de sus confesiones que gran parte de lo que se sabe sobre los brujos que existen en la isla.

Los hombres que desean unirse a este culto, que se conoce como "La Provincia de los Justos", deben someterse a un proceso de iniciación extenuante, que incluye lavar el bautismo durante cuarenta días bajo una cascada fría, firmar un acuerdo con el diablo y matar a un ser querido y se debe usar su piel como un bolso en el que se  lleva un libro de hechizos. Los miembros pueden transformarse en animales como pájaros negros u obscuros y perros, y son capaces de hechizar.

La cueva de los brujos está custodiada por una criatura al estilo de Frankenstein llamada Imbunche o Invunche, un antiguo niño que fue robado durante el primer año de vida y mutilado por las brujas. Sus manos, brazos, piernas y pies están desarticulados, su cabeza se gira lentamente 180 grados de manera que mira hacia atrás y su brazo derecho está cosido en un corte profundo en el hombro derecho. El Imbunche es incapaz de hablar, se comunica con gritos y gruñidos, y se alimenta de carne humana y animal. Cualquiera que espíe al Imbunche que custodia la cueva se congela inmediatamente en el lugar por toda la eternidad.

Los brujos también emplean una criatura conocida como La Voladora para hacer recados nocturnos. Una mujer joven, generalmente un pariente de alguien en el aquelarre, es seleccionada para este dudoso honor. Para llevar mensajes a los brujos, la Voladora es alimentada con una bebida nociva que la obliga a vomitar sus órganos internos. Luego se convierte en un pájaro negro y vuela alrededor de la isla por la noche. Sus gritos chillones traen mala suerte, algo que muchos viejos chilotes advierten a las personas sobre cuándo se ve un pájaro negro.




Recopilación de: Alejandro Glade R.




lunes, 8 de abril de 2019

El mate de piedra




En Chalinga, un pueblo de Salamanca, hubo una gran fiesta en la que  faltó el vino. 

Uno de los asistentes se ofreció para ir a pie a buscarlo al pueblo de Salamanca,  se puso un chuico al hombro y partió en su búsqueda.

Ya de regreso,  este voluntario asistente a la fiesta, ya bastante cansado con la caminata, buscó un recodo en el camino y se sentó a descansar, pasó el tiempo y cayó en un fuerte sopor, y estando en esa condición este buen asistente, fue transportado a una fiesta que se celebraba en una cueva.

Era una gran fiesta en la que todo era servido en finos servicios de oro; sus platos sus jarros y bandejas todo era de oro, el licor se ofrecía en lustrosos mates de oro y en lo mejor de la fiesta mientras todos conversaban y estaban distraídos, se echó al bolsillo uno de éstos, este era un mate.


Terminó la fiesta y el señor  fue devuelto al mismo lugar, donde había estado descansando, se levantó y siguió camino con el encargo que había venido a buscar, en su caminata se recuerda que en medio de la fiesta se había guardado uno de los mates en que se sirvió vino y metió la mano al bolsillo y se encontró con una piedra.



Recopilación de: Alejandro Glade R.