En Chalinga, un pueblo de
Salamanca, hubo una gran fiesta en la que faltó el vino.
Uno de los
asistentes se ofreció para ir a pie a buscarlo al pueblo de Salamanca, se puso un chuico al hombro y partió en su búsqueda.
Ya de regreso, este voluntario asistente a la fiesta, ya
bastante cansado con la caminata, buscó un recodo en el camino y se sentó a descansar,
pasó el tiempo y cayó en un fuerte sopor, y estando en esa condición este buen
asistente, fue transportado a una fiesta que se celebraba en una cueva.
Era una gran fiesta en la que
todo era servido en finos servicios de oro; sus platos sus jarros y bandejas
todo era de oro, el licor se ofrecía en lustrosos mates de oro y en lo mejor de
la fiesta mientras todos conversaban y estaban distraídos, se echó al bolsillo
uno de éstos, este era un mate.
Recopilación de: Alejandro Glade
R.
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