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Piedra de la iglesia, Constitución |
Lugar: Constitución, región de
Maule
Se cuenta que, hace mucho tiempo
don Pedro iba navegando, por las costas maulinas acompañado
de un joven muchacho, cerca de la Piedra de la Iglesia: a este navegante le llamó
la atención una hilera de figuras cubiertas de
blanco, todas con una luz encendida; iban en una procesión, hacia la piedra de la iglesia. Alarmado
don Pedro alertó a su acompañante.
- ¡Juan, mira! ¿Vez lo que veo? El muchacho guardó
silencio y observó atentamente lo que sucedía a lo lejos, y luego dijo. Son
unas luces encendidas, ¡No! Dijo don
Pedro.
¡Parece que es una procesión de animas!…
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Fotografía desde el interior |
¿Hacia dónde irán?... Se preguntó
la pareja de pescadores.
Don Pedro y el muchacho
asombrados observan la marcha, llenos de pavor, quedaron paralizados mirando esto tan extraño que les
estaba sucediendo, aquello parecía una procesión de luciérnagas, que se
desplazaban lentamente por la orilla del mar,
dirigiéndose hacia la piedra de la iglesia.
Una hilera fantasmagórica de
imágenes comenzaba a llegar hasta la roca y empezaba a entrar en su interior,
la inmensa mole de piedra, se iba iluminando como si se tratara de una gran
fogata encendida, iluminando todos sus contornos; dando gran susto a don Pedro
y su acompañante.
Estos se persignaron y se
pusieron a rezar, mientras el bote se balanceaba en medio del oleaje en forma
suave y armónica…
la piedra de la iglesia encendida brillaba como una joya en medio de la
oscuridad de la noche.
Una vez que controlaron el miedo, remaron
acercándose a la playa, para ver si podían ver o escuchar lo que hacían estas
almas ahí dentro. Una vez remado unos cien metros, acercándose hacia la piedra,
el muchacho exclamó,Don Pedro, escucha algo!
Don Pedro aún no se reponía de la
impresión y sacando el aliento se concentró y se puso a escuchar esos cánticos
angelicales, a pesar que estaban muy distantes de la roca y en plena mar, se
escuchaban hermosas voces que formaban un coro celestial, sin duda cantos
religiosos, de profunda espiritualidad y sentimientos. Extasiados con las
hermosas melodías, don Pedro y el muchacho, no se dieron cuenta del tiempo que
había transcurrido, siendo inundados de profunda de paz y tranquilidad.
Al rato ¡Vieron salir de la roca
las mismas imágenes blancas!...
Y, a medida que se iban alejando
de la piedra, estas se iban apagando.
Cuando salió la última imagen,
todo quedó en el más profundo silencio y oscuridad, solo se escuchaba el mar y
su oleaje.
La procesión blanquecina siguió
su camino y avanzó hacia la barra, y allí una por una fueron perdiéndose en las
aguas inquietas, donde chocan el río Maule y el mar. Se cree que estas son las
almas de todos los náufragos que han muerto en estas costas Maulinas.
Recopilación de: Alejandro Glade R.
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