Lugar: Región de Bío-Bío
Fortín Purén |
Purén, el gran cacique
A orillas del río Bío-Bío, el gran cacique Purén, bravo guerrero y jefe de quinientas lanzas, guardaba en su ruca a su hija que vivía como una coya (princesa hija legitima).
A orillas del río Bío-Bío, el gran cacique Purén, bravo guerrero y jefe de quinientas lanzas, guardaba en su ruca a su hija que vivía como una coya (princesa hija legitima).
Un día el cacique vió a un
español de larga barba que rondaba a su hija y es ahí donde comienzan sus penas
y desdichas.
Este padre cacique puso freno a
los antojos de este conquistador español.
Pero una noche oscura y de tinieblas, este español llegó hasta la
entrada de la ruca. Y esta hija del cacique huyó, y sin que nadie se percatara
de los motivos de su ausencia el cacique lloró de pena.
Un día el cacique con mucho
coraje escaló y trepó al fortín español, y encontró a su hija durmiendo
dulcemente. La despertó y le dijo que su ruca la esperaba y la india, le
respondió que no volvería porque ya era
madre y ya no tenía nada que en la ruca pudiera importarle.
Al sentirse rechazado el padre y
al ver cambiado su cariño por el enemigo, la repudia a ella y a su hijo. En ese
preciso instante aparece el castellano y Purén se abalanza como una fiera sobre
él pero el fortín se despierta y huye jurando vengarse.
En la ruca, Purén siempre se está acordando de la india rebelde, una noche planea un asalto al fortín dando muerte al
castellano. Al día siguiente al amanecer, el soberbio Purén
cruza el río Bío- Bío y con él va la hija llorando acompañada del niño.
En el primer recodo del camino,
Purén recoge una lanza, y se la entierra en su corazón y cae muerto ante el
pavor de toda su gente.
Escrito por: Alejandro Glade R.
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