La Virgen de los Hielos.
En este continente blanco y de la muerte, alguien vive. Sus habitantes se agitan, teniendo por medio al hielo y la soledad.
Desde su centro se expresa eternamente con el frío en forma despiadada y feroz.
En la Antartica, se apoderan de los hombres los pensamientos obsesionantes y los terrores, es el abrazo de la Virgen de los Hielos, que domina entre el viento y la nieve.
El Hombre, frente a un medio totalmente distinto al propio, reacciona en forma increíble, padeciendo las mas absurdas dificultades.
Empieza a perder la vivacidad. El silencio, la hosquedad, tristeza muda como la roca y, finalmente, el aullido lastimero que da rienda suelta a su desequilibrio provocado por el ambiente.
Librado de los brazos de la Virgen de los Hielos, vuelve a su normalidad o anormalidad latente desatada con el medio.
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El Santo Grial
Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, un misterioso convoy de submarinos alemanes se dirigió a la Antártica portando un gran secreto. Era el Santo Grial, el Cáliz en el que se habría recibido la sangre de Cristo, al ser herido en el costado por la lanza, sobre la cruz, para ser guardado en los profundos hielos del sur y cuidado por celadores helados.
En Las praderas de nieve, en los oasis de la Antártica, se encuentra el Santo Grial como una flor inexistente, como un tesoro mitológico.
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La fabulosa riqueza de la Antártica.
Bajo el manto de hielo se ocultan grandes riquezas minerales. Los investigadores de la expedición Byron comprueban la existencia de 141 clases de metales y metaloides, aparte de indicios de grandes yacimientos de petróleo y carbón. En las playas de sus costas y archipiélagos, se encuentran focas y leones marinos en número de millones y en los mares adyacentes, hay mas de 150 especies distintas de ballenas.
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Cementerios en la nieve.
Foto de: Miguel Angel Otero |
Bajo la luz de la Antártica Chilena, y solo sintiendo la voz de los hielos, hay un cementerio que guarda los restos de los marinos de un buque ballenero noruego que perecieron en faenas de pesca.
Unas cuantas cruces abren sus brazos a la Virgen de los Hielos.
Son tumbas sin vigilia, sin lágrimas, sin flores, aunque una lápida tenga grabada la expresión "Gracias por Todo".
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