lunes, 19 de octubre de 2020

La creación del mundo


Lugar: Araucanía

En la tierra no había nada. Un espíritu poderoso vivía en el aire y aplastó a los de menos poder que se habían rebelado, convirtiéndolos en montañas y volcanes, y a los arrepentidos, en estrellas.

Para que se habitara la Tierra el Todopoderoso transformó en hombre a un espíritu que era hijo suyo el cual al caer quedó aturdido.

La madre del joven sintió pena por él y para mirarlo abrió en el cielo una ventanilla por donde asoma su cara blanca.

El Poderoso tomó una estrella y convirtiéndola en mujer le ordenó que fuera a acompañar a su hijo.

Ésta, para llegar hasta el joven tenía que caminar a pie. Para que no se lastimase, el Todopoderoso ordenó que a su paso crecieran las hierbas y las flores. 

Ella jugaba con éstas y las convertía en aves y mariposas. Y después que pasaba, por la hierba que su pie había tocado se convertía en una selva gigantesca.

El joven y la niña se juntaron y unidos, hallaron que el mundo era mas bello. En el día, el Todopoderoso les miraba por una ventanita redonda:  era el Sol. En la noche, era la madre del joven la que abría la ventanita para mirarlos y mostraba su cara blanca: era la Luna.



Recopilación por: Magriff.

martes, 6 de octubre de 2020

Doña Ana

Cordillera de Doña Ana

Lugar: Provincia de Coquimbo 

Hace muchísimos años, una *ñusta enamorada se escapó con un guerrero, y la pareja huyendo de las iras del inca, terminó por refugiarse en la cumbre de una montaña. El guerrero era experto cazador y conseguía fácilmente huanacos y vicuñas que les proporcionaban carne sabrosa y abrigadas pieles.

Decían que los fugitivos al partir del Perú o de donde fuere, habían cargado abundantes riquezas en catorce cogotes de guanaco convertidos en *árguenas. La pareja no podía vivir sujeta a las contingencias de la caza y pronto encontró la manera de proporcionarse los recursos que necesitaba. Desde las heladas cumbres los dos amantes atisbaban el paso de las caravanas que iban en busca de las milagrosas aguas del Toro. En cuanto alguna se divisaba, la ñusta corría ladera abajo, dejaba sobre el camino algo de oro o de plata y luego se escondía. Sin que mediaran palabras, los viajeros comprendían que se trataba de un trueque, recogían el valioso depósito y en su lugar abandonaban abundantes víveres frescos. A menudo al metal precioso se le añadía alguna piel fina, especialmente la de cogote de guanaco, muy apreciada por los lazos y riendas de calidad que se sacan de ella. 

Montaña de Doña Ana.

Largo tiempo duró ese extraño comercio. Las gentes aledañas llamaban a la mujer Doña Ana y ese nombre le quedó no solamente a la montaña, sino a todo el elevado cordón conocido ahora como cordillera de Doña Ana. Cuentan que la mujer, al principio, sólo salía de su escondite para recoger los víveres cuando ya la caravana había desaparecido entre los cerros. Con los años fue tomando mayor confianza, dejándose ver y hasta aproximar, pero sin cruzar palabra con nadie. 

El guerrero jamás fue divisado. 

Dicen que el indio murió primero. Ella siguió realizando sus trueques durante algún tempo hasta que un día desapareció. Los viajeros presumieron que había ido a reunirse con su amante en el seno de la Pacha Mama. 

** Ñusta: Era el nombre quechua para las Reinas o Princesas en el Imperio Inca. 
** Árguenas: Angarillas o andas para llevar materiales. 



 Recopilación por: Alejandro Glade R.