viernes, 13 de octubre de 2023

La creación del mundo.

 

Lugar: Mitología Araucana.

Recopilación por: Alejandro Glade R.

En la tierra no había nada. Un espíritu poderoso vivía en el aire y aplastó a los de menos poder que se habían revelado, convirtiéndolos en montañas y volcanes, y a los arrepentidos, en estrellas.

Para que habitara en la tierra, el Poderoso transformó en hombre a un espíritu que era hijo suyo, el cual al caer quedó aturdido. La madre del joven sintió pena y para mirarlo abrió en el cielo una ventanilla por donde asoma su cara pálida.

El poderoso tomó una estrella y convirtiéndola en mujer le ordenó que fuera a acompañar a su hijo. Esta, para llegar hasta el joven, tenía que caminar a pie. Para que no se lastimase, eñ Poderoso ordenó que a su paso crecieran las hierbas y flores. Ella jugaba con éstas y las trocaba en aves y mariposas. Y después que pasaba, la hierba que su pie había tocado se convertía en selva gigantesca.

El joven y la niña se juntaron y, unidos, hallaron que el mundo era más bello. En el día, el Poderoso les miraba por un ventanillo redondo y era el Sol. En la noche, era la madre del joven la que abría el ventanillo y mostraba su rostro pálido: era la Luna.

Recopilación de Alejandro Glade R.



lunes, 11 de septiembre de 2023

Las casas fogones… En historias de Chiloé.

  Por: Alejandro Glade R.

En mis recuerdos de mi juventud, en una de mis visitas, no recuerdo bien el lugar ya que fueron muchos los lugares que recorrí en la ambulancia del hospital de Ancud junto al Tata Pablo Giacaman, director del hospital de Ancud por esos años, y el chofer José Lorca  hijo de Roberto Lorca y doña Carmela L.

Llegamos a una casa al interior de la isla creo que fue en Huillinco, cerca de un lago, tarde noche con bastante frío según recuerdo, era una casa bien de campo y de aspecto humilde, al lado otra casa más pequeña donde había una gran fogata, que le llamaban "el fogón" que según me contaban estaba encendido todos los días.

 Debo de haber tenido 15 años o menos y todo lo que veía era nuevo para mí. José me dice quédate acá en el fogón mientras yo acompaño al doctor a ver a la paciente, una muchacha joven que parece que tenía problemas con su embarazo.

Había cueros de oveja para sentarse y parece que también los ocupaba alguien que dormía en ese lugar. Era bastante agradable estar allí, cualquier palo, del  tamaño que le pusieran a ese fuego ardía, fueran raíces o lo que fuera. También colgaba de un gancho u gran caldero que se usaba para teñir la lana y otro más pequeño que se usaba para cocinar.

Fogón que se usaba normalmente para entrar en calor, calentar agua, teñir lana, hacer la comida como también para ahumar o para lo que se necesitara.

Según un muchacho que estaba en el trabajo del ahumado de papas, en este lugar, me sirvió para salvar mi curiosidad con todo lo que veía en ese lugar… me contó sobre el armazón de varas de madera amarradas con voqui, lugar donde se ponían las papas para el ahumado. Otra cosa era el Hurón, un entablado con varas para desparramar papas por variedad y ponerlas sobre el calor del fuego, lo otro eran tiran de hierba con mariscos como choros, navajuelas y piures para secado y ahumado.

La casa fogón era como cualquier casa de la isla, con la diferencia que por dentro no lleva forro ni pisos completos, la mayoría del piso en la parte central era de tierra, rodeada de entablados y maderas.

Esta construcción estaba hecha con las maderas de la zona sin elaborar en su mayoría y las medidas creo yo eran según las necesidades de la familia.

El techo era de junquillo con paja muy tupida amarrada con voqui, y debajo  en otras varas un entablado o tablas tiradas, todo amarrado con este voqui,  una especie de enredadera o trepadora que es maleza y que se enrolla naturalmente en los árboles, era ocupado perfectamente y ordenadamente a manera de amarra. Actualmente estos fogones siguen existiendo en algunos lugares alejados y fabricados ya con nuevo elementos como planchas de zinc y fierro.

 

Escrito por: Alejandro Glade R.

viernes, 8 de septiembre de 2023

Licán Ray

 

Lugar: Provincia de Cautín.
Recopilación por: Alejandro Glade R.

A la orilla norte del lago Calafquén, vivía un cacique que tenía una hija llamada Licán Ray, orgullo de la comunidad por su belleza. Había llegado a los quince años y ya tenía muchos pretendientes. Pero su padre los rechazaba a todos, ya que encontraba pobres los precios ofrecidos por ella.

En esa época, bajaban los españoles por el río en busca de plata y oro, construían fuertes cerca de las minas para defenderse si venían los indios a maloquear. Licán Ray acostumbraba bañarse todas las mañanas en el lago. Un día, la sorprendió un capitán español cuando ella salía de las aguas; semejaba una aparición: brillante y coloreada con los primeros rayos del sol.

El español se acercó y la muchacha, asustada, quiso huir, pero él le hizo comprender, con pocas palabras mapuches que sabía, que no intentaba hacerle daño alguno, sino que había llegado ahí atraído por la belleza del paisaje.

Para mejor entenderse, trataron mutuamente de enseñarse sus respectivos idiomas y siguieron viéndose todas las mañanas hasta que se dieron cuenta de que estaban enamorados.

Mientras tanto, el padre de la joven, ignorante de este idilio, había recibido de un cacique la promesa de una gran dote por su hija y decidió casarla. Un día le comunicó que su boda se efectuaría para la próxima luna llena. La muchacha fue a reunirse con su enamorado y éste le prometió que esa noche huirían. Licán Ray le advirtió que si eran descubiertos, les esperaba una muerte horrible a los dos. Pero el amor de los enamorados era más fuerte que el temor a la muerte y decidieron escapar juntos. A orillas del lago, se juntaron al anochecer y en una canoa llegaron muy silenciosamente a una de las islas que parecía engalanada, especialmente, para su primera noche de amor. Los canelos brillaban como plata a la luz de la luna y sus flores blancas se balanceaban tenuemente; al fondo, el volcán lanzaba fogonazos que iluminaban por segundos todo el contorno.

Los enamorados estuvieron dos días sin encender fuego hasta que, por el intenso frío, al tercer día prendieron una fogata. Los mapuches los habían buscado por los bosque vecinos; pero el ver el humo en la isla, decidieron ir allá. La pareja, temiendo ser descubierta, se había ido a otra de las islas y así recorrieron las siete islas de Calafquén.

La leyenda dice que desaparecieron por el río y, posiblemente llegaron al mar. En las noches de luna llena, los indígenas dicen ver una pareja de enamorados que huyen en una canoa.


Recopilación escrita por: Alejandro Glade R.

miércoles, 6 de septiembre de 2023

Se dice que es un mito pero no lo es…

 

La importancia de la luna... En Historias de Chiloé

Por: Alejandro Glade R.

Las fases de la luna se mencionan entre los factores importantes a tener en cuenta al decidir qué días destinar para cortar madera. Y esto es específico, se debe de realizar durante la fase de cuarto menguante, los chilotes lo mencionan como “la merma” o “caída” de la luna, es durante este estado de la luna  el que se destina para cortar los árboles que se destinarán para la fabricación de las diferentes maderas.

Hay chilotes que aconsejan cortar sólo en menguante, para que la madera de ese árbol se destine sólo a la fabricación de tablas. De lo contrario, no se podrán usar las tablas porque al clavarles un clavo, se rajarán según su hebra.

Durante estas conversas con la gente, hay alguien que refuerza el tema y dice yo hago todo eso durante la mengua de la luna, sobre todo si es para construir cualquier trabajo, como construir una embarcación, es bueno una mengua con la luna bien baja, agrega… Cuando la luna es creciente la madera se triza, se parte cuando ya se está elaborando. El problema con la madera es ese.

Los maestros artesanos que construyen las embarcaciones, son bien exigentes y lo controlan prácticamente en persona desde su obtención hasta su construcción, ya que se considera como la madera más delicada. Pude comprobar el trabajo hecho por estos artesanos de la madera en varias embarcaciones en las que navegué por los canales de Chiloé, embarcaciones que actualmente ya no son a vela como antiguamente y que ahora cuentan prácticamente con todo tipo de comodidades a bordo. 


Estas embarcaciones son como el transporte urbano de una ciudad (MICROS O BUSES), y la gente transita con sus pertenencias que pueden ser de todo tipo, y me quedó claro que acá en Chiloé es el único medio de movilización entre la infinidad de islas del archipiélago.

Estas conversaciones con tanta gente que abordó el tema con tanta naturalidad, y que además esto lo vienen practicando desde tiempos ancestrales, me deja totalmente convencido de que no es un mito y es una realidad que desde los antiguos chilotes se conserva como tradicional en sus construcciones.


 Escrito por: Alejandro Glade R.

 

lunes, 4 de septiembre de 2023

HISTORIAS DE CHILOE

LOS GENEROSOS BOSQUES DE CHILOE.

Por: Alejandro Glade R.

 

MECHUQUE

El producto más importante e histórico que produce Chiloé es el bosque rico en especies, cuyo uso está ligado a las necesidades de construcción y de calefacción.

Los chilotes aprendieron como extraer ciertos ejemplares, estos habitantes también aprendieron que ciertos árboles pueden ser usados solo en algunas actividades y en otras no.

Adquirieron el conocimiento de las propiedades y de su durabilidad natural así es como saben de sus características físicas, según como las pueden percibir sus sentidos, como por ejemplo su sabor, textura, olor, color, sonido, y con este conocimiento hacen sus diferencias de uso. Usos claros como para revestimientos de interiores y exteriores así como para embarcaciones.


Y así van conociendo poco a poco los secretos de las maderas que los hacen destacar entre los pueblos originarios, aunque hayan desconocido en gran parte los conceptos de manejo, o que hayan vivido buscando una relación de amistad con el bosque.


La calefacción es quizás anterior al uso maderero en su totalidad, pero por lo que se puede ver… La leña también recibe un tratamiento especial de clasificación ya que han aprendido cuál de las leñas es más calentadora que otras. Las que normalmente están reconocidas como maderas calentadoras son el ulmo, coihue, tepú, arrayán y luma. Lo mismo sucede con el carbón como subproducto de esta leña, pero guarda relación con la disponibilidad de madera para momentos de escasez o cuando las condiciones climáticas impiden que el fuego se inicie con leña.


Y como derivado el armado y cuidado de hornos según la época del año es importante ya que les asegura que la madera no se queme y según las especies que se usen, resulten en un carbón de buena calidad.

Otros productos que a los chilotes les provee el bosque como las tinturas que con ellas se tiñe la lana de oveja. Raíces, tallos cortezas, hojas, flores, frutos, hongos o líquenes, son el elemento principal para el teñido, elementos que el chilote ensayó a través del tiempo para adornar su vestimenta y así sumar características propias a la cultura de estas islas.


De este mismo bosque obtienen subproductos como la miel de abejas, lo que ha influido por ejemplo en no cortar un ejemplar de ulmo que les sirve para calefacción y han preferido dejarlos para la miel de abejas que es producida con ese delicado sabor que le da el ulmo. Las plantas medicinales también son sacadas de este benéfico bosque así como también frutos y plantas de consumo alimentario y cestería.


Además como comentario final podríamos decir que el paisaje natural que brindan al turismo todos estos bosques hacen del archipiélago de Chiloé un paraje de ensueño.

 

Escrito por: Alejandro Glade Reyes.


martes, 25 de julio de 2023

La leyenda de Dani y Andrés.

 Recopilación por: Alejandro Glade R.

Lugar Valdivia

En la desembocadura del río Queule, o sea en la barra, había en la ribera sur un pequeño cerro, cuyo propietario era un hombre viudo. Vivía en una casa de campo preciosa, en compañía solamente de su hija única, que era muy linda. Dani era su nombre; tenía unos cabellos negros y largos que peinaba graciosamente, sus ojos eran dos almendras coronadas por arcos de azabache, que embrujaban y oscurecían sus parpados, pero que aclaraban su lindo rostro color mate.

Entre ella y un pescador del lugar, muchacho alegre y simpático, existía un gran amor. Dani esperaba todas las tardes que volviesen los botes del mar, contemplando hacia el horizonte, donde parece juntarse este y el cielo, alargándosele más aún sus bellos ojos, impacientes y decidores, que escudriñaban la silueta lejana de su amor.

Cuando Andrés, que así se llamaba el pescador, salía al mar, pasaba frente al cerrito, donde en lo alto, emergía entre los arboles la casita blanca de su amada; esta, detrás de una ventana, se despedía de él, moviendo sus manos y dirigiéndole muchos besos.

Un día, el joven no entró al mar. Fue entonces cuando en el poblado de Queule había una fiesta y mucha gente de campo y pescadores vestidos con camisa blanca y corbata. ¡Era un matrimonio! Andrés contraía matrimonio.

La desilusión de Dani fue tan inmensa, que su pobre padre, al verla llorar día y noche, fue consumiéndose hasta morir. Dani sobrevivió algunas semanas más, pero el dolor y su pena fueron apoderándose tanto de ella, que una tarde en que miraba como siempre igual hacia el mar, donde se junta con el cielo, ¡cayó al suelo para siempre! Había muerto. Tenía entre sus manos un pañuelo azul que le había regalado Andrés. La casa está desde entonces sola. Sus muros de color verde pasto se mimetizan con los viejos arboles abandonados. Las flores tan lindas que adornaban el jardín están ya secas, murieron junto con su reina, a las cuales ella les hablaba de Andrés. Eran las ilusiones, suspiros, pensamientos y nomeolvides.

Desde entonces, ya Andrés no pudo entrar al mar. ¡Muchas veces se dirigió a este, paro al llegar frente al cerrito, se levantaba un temporal tan grande que le impedía pasar la barra del río con el mar! ¡Esto lo intentó muchas veces, pero no pudo, jamás, volver al mar.

 

Por: A. G. R.

Guanilén

Lugar: Chiloé.

Recopilación de: Alejandro Glade R.

Guanilén, la hija de las estrellas, era una joven que por milagro de la naturaleza nació dotada de una hermosura extraordinaria. No hay otra explicación, ya que sus padres eran toscos y mal parecidos. La llamaban Guanilén debido a la gran admiración que demostraba por las estrellas. Cuando se sentaba a contemplar el cielo estrellado, el tiempo no transcurría para ella.

Cierto día que se encontraba en el bosque, cuando las estrellas estaban de fiesta, inesperadamente volvió a la realidad; alguien respiraba a su lado, era un hombre diminuto, quien la miraba embelesado. La joven, al verlo se quedó perpleja, muda de impresión. Seguramente el hombrecito poseía un gran poder mental, ya que la dominó de tal manera que pudo conducirla hasta la caverna en que vivía, sin que ella opusiera la menor resistencia. Posteriormente, ejerció tanto poder sobre ella que la hizo olvidar a sus padres y se quedó a vivir con él. A su debido tiempo, Guanilén tuvo un hijo y desde ese momento buscó la manera de volver a su terruño. En cierta ocasión, aprovechando que el enano estaba ausente, tomó a su hijo y escapó. Cuando el enano se dio cuenta de la fuga, corría la playa y al ver que la hermosa Guanilén huía con su hijo en un bote, se lanzó al mar, ahogándose. Desde entonces, el mar, cuyas aguas habían sido siempre tranquilas, se enfureció. Y así continúa aún, revoltoso y traicionero.

 

Por: A. G. R.


domingo, 29 de enero de 2023

EL “ORIFLAMA”, NAVE DE LOS AGONIZANTES (o la nave de los muertos)

Por: Alejandro Glade

Zona de: Valparaíso.

A principios de 1770 salió de Cádiz con 300 tripulantes y pasajeros el velero Oriflama. Pertenecía a la firma naviera Ustáriz. La nave venia hacia América al mando del capitán José Antonio Alzaga y del piloto Manuel de Buenechea. Desde que entró al Pacífico hincharon las velas de la nave vientos que presagiaban terrible tragedia. Una epidemia misteriosa y el hambre diezmaron la tripulación y pasajeros.

Al atardecer del 23 de junio de 1770, el Oriflama fue avistado en las cercanías de Valparaíso por el velero Gallardo. Comandaba este último barco el capitán Juan Esteban Ezpeleta. Esta nave también era de matrícula de Cádiz.

El capitán Ezpeleta era amigo íntimo del capitán Alzaga. Al divisar al Oriflama, ordenó disparar un cañonazo de saludo. Sin embargo, el Oriflama no dio señales de vida y siguió silenciosamente su marcha. Esto provocó natural extrañeza en la tripulación del Gallardo. Su capitán ordenó entonces darle alcance. Vino la noche y con ella una calma que impidió alcanzar al barco silencioso.

El día 24 y a una distancia de dos leguas, el Gallardo arrió un bote. Este se acercó al Oriflama, donde reinaba un silencio impresionante. Cuando los hombres del Gallardo abordaron el extraño navío presenciaron un cuadro macabro. De los 300 tripulantes y pasajeros, sólo quedaban con vida 106. Todos moribundos. Sólo 30 podían sostenerse en pie. Pero debilitados en grado sumo, eran incapaces de articular la menor palabra ni de hacer las más leves maniobras. Esta era la razón del silencio y de que la nave llevara sólo una de las velas izadas y ninguna luz indicadora. El día antes un marinero del Oriflama había tratado de subirse a un palo para encender una luz. La debilidad lo había arrojado al mar, al no poder sujetarse.

Regresó el bote del Gallardo para explicar su asombroso descubrimiento y buscar auxilio. El capitán Ezpeleta ordenó bajar cuatro botes con 40 hombres para ayudar a las víctimas del Oriflama.

Pero en los instantes en que se cumplía esta orden, se desencadenó una tormenta violentísima que separó a ambas naves. Sobrevino la tarde y se puso el sol. Llegó la noche. Y mientras desesperaba el Gallardo por la imposibilidad de socorrer a la tripulación del Oriflama, sucedió lo increíble e impresionante: vieron que izaba con gran rapidez sus velas. Encendía todas sus luces, las de los mástiles, incluso la del tope del palo mayor. Y se alejaba velozmente.

 

Recopilación por: Alejandro Glade R.

sábado, 28 de enero de 2023

El paso de Los Acuña.

Por: Alejandro Glade

Lugar: Zona de Linares.


Los hermanos Acuña, antiguos vecinos de Parral, dueños de un fundo en Unicavén, volvían en cierta ocasión con un arreo de animales comprados en la Argentina; los acompañaba un arriero y un niño, hijo este de uno de ellos.

El arriero, hombre muy experimentado, les previno antes de ascender la cordillera que mejor se quedaran en el plano, porque les sorprendería una fuerte nevada en la cumbre. Sin atender a sus razones continuaron la marcha, pero, a poco de subir la cuesta, la nieve empezó a caer cada vez con más fuerza. El arriero torció riendas, mientras sus patrones, en medio de su desesperación, abandonaron sus animales, los que se defendían como les era posible; y ellos, no pudiéndose defender, seguían haciendo desesperados esfuerzos por seguir la huella que los propios animales les indicaban.

Llegó un momento en que ya no fue posible seguir; la nieve cubría hasta los corvejones de los mulares. La tragedia no se hizo esperar; todos fueron arrasados por la nieve. El padre, en su afán de salvar a su hijo, lo tomó entre sus brazos para darle calor, pero la nieve lo tapó por completo y padre e hijo y hermano murieron helados en lo alto de la cumbre de la cordillera. Al día siguiente, cuando cesó la tormenta, volvió el arriero con otras personas. y luego encontraron los cadáveres de aquellos infortunados viajeros.

Desde entonces, la cuesta que queda a la izquierda del Cajón de Ibáñez, en la provincia de Linares, se designa con el nombre de Paso de Los Acuña, en homenaje de los que en Parral dejaron el imperecedero recuerdo de haber sido gentes de trabajo, honradas y muy apegadas a su suelo.


Recopilación de: Alejandro Glade R.



martes, 17 de enero de 2023

La hazaña del Piloto Pardo, una leyenda verdadera

Por: Alejandro Glade R.

Lugar: Zona Antártica

Endurance en Antártica

En agosto de 1914, Sir Ernest Shackleton, explorador del Polo Sur, sale de Londres a bordo del Endurance con el objeto de atravesar el continente antártico de punto a otro, o sea del mar de Weddell al mar de Ross, lo que equivale a decir, desde el Atlántico al Pacifico. El recorrido se calculaba en 2.600 kilómetros, en un trayecto completamente cubierto de ventisqueros e interrumpido por montañas, algunas de las cuales alcanzan la altura de Los Alpes. La partida de Shackleton se produce en momentos en que se cernía en el horizonte europeo la amenaza de la primera guerra mundial. El explorador reúne a sus compañeros en la cámara del Endurance y, por unanimidad, resuelve enviar un telegrama al Almirantazgo ofreciendo el buque, las provisiones, los elementos y, en particular, los hombres de la expedición. La contestación fue expresiva y lacónica: Proceda. ¡La firma Winston Churchill!, primer lord del Almirantazgo.

Después de cinco meses, el 6 de diciembre de 1914, el Endurance abandona las Georgias del Sur para dirigirse a la Tierra del Príncipe Luitpold, pero los hielos contrarían los propósitos del intrépido expedicionario. El buque es arrastrado sobre este elemento por un largo trayecto y se hace trizas en octubre de 1915, en un lugar próximo a la Tierra de Graham (porción de la península antártica). Los expedicionarios alcanzan a salvar 432 tres botes y, arrastrándose en trineos, se dirigen a la tierra más cercana, la isla Paulet (en el archipiélago de Joinville), distante 640 kil6metros, que emplean cuatro meses en salvar, en medio de penalidades inenarrables. Llegan por fin, el 16 de abril de 1916, a la extremidad norte de la isla de los Elefantes, situada a 61" de latitud. En medio de la desolación blanca y de los vientos polares se encuentran veintiocho hombres y cincuenta perros. Las provisiones se han agotado, imposible pasar aquí el invierno. Resuelto a buscar la salvación del grupo, Shackleton se embarca en el único bote en condiciones de navegar, con cinco de los expedicionarios. El 24 de abril, veintidós hombres quedaban en la isla librados a la suerte más incierta que es dable imaginar.

Hacinados en un bote de apenas seis metros cincuenta de eslora, dentro del cual no pueden estar de pie ni recostados, sino de rodillas, el viaje desde el islote hasta la Georgia del Sur a través de los mares huracanados, es un desafío a la muerte. Después de dieciséis días de travesía, en los que recorren 1.387 ki1ómetros, llegando la costa occidental de la isla, debiendo caminar aún cuatro días más por entre temibles ventisqueros para llegar a la aldea de Stromness, donde deben encontrar el auxilio buscado.

Shackleton está angustiado por el tiempo. Si sobreviene el invierno, la isla de los Elefantes y cien millas a su alrededor se verán cerradas por el hielo impenetrable. No tarda en equipar un pequeño ballenero. el Southern Skay, con el cual intenta franquear la barrera de hielo, que se espesa con alucinante rapidez, pero fracasa en su operación rescate. A setenta millas de la isla de los Elefantes, los témpanos acumulados le cierran el paso, obligándolo a regresar a las islas Malvinas en un cutter, cazador de focas. No hay barco a propósito en las Malvinas. Pide socorro al gobierno del Uruguay, el que le envía el Instituto de Pesca No I, que llega a Puerto Stanley, en el cual se embarcan el jefe de la expedición. Alcanza a divisar los altos picos de la isla de los Elefantes, pero el hielo ofrece el aspecto de un muro infranqueable. Escaso de combustible y averiado, el buque regresa a las Malvinas. Shackleton, apremiado por el tiempo, recurre a1 cable y al telégrafo en patético llamado. El gobierno inglés resuelve alistar el Discovery; el gobierno noruego ofrece el Ram; el gobierno norteamericano prepara el Roosevelt. No se puede esperar que estas naves, llegaran antes el invierno. Se solicita al gobierno argentino La Uruguaya, que había salvado a la expedici6n de Nordenskjold. En vano. La vieja e histórica nave ha sido eliminada del servicio.

Tratando de liberar al Endurance

En estas dramáticas circunstancias, Shackleton busca un centro de operaciones que cuente con más recursos que Puerto Stanley y se traslada a Punta Arenas. Aquí, con la ayuda de la colectividad inglesa contrata a la goleta lobera Emma, pero es rechazada por los hielos y por un recio temporal, produciéndole serias averías, la que debe regresar a Punta Arenas.

Ante esta situación, recurre a las autoridades de la Armada Nacional, la que comisiona el rescate al Piloto 2º Luis Pardo Villalón, el que embarca en la escampavía Yelcho a Shackleton en la mañana del 25 de agosto de 1916 y zarpa hacia la ruta del Beagle y del Mar de Drake, hacia la Antártica.

La navegación presenta todas las dificultades: témpanos, neblinas. El comandante Pardo frente a la caña del timón, sortea los peligros. Así pasan los días y ya está a cien millas de los náufragos del Endurance, luego a doscientos metros y una lancha acorta la distancia y se pone frente a hombres haraposos, famélicos, que han vivido ocho meses alimentándose con carne de foca, lobos y perros. Sucios, oliendo a grasa de lobo descompuesta, con la que se han maquillado para protegerse del frio, suben a bordo y entre abrazos y lágrimas vivan a Chile, al piloto Pardo y a sus oficiales.

No hay tiempo que perder y los hombres se embarcan en la Yelcho. El piloto Pardo vuelve a sortear los peligros que le presenta el regreso y así llega a Rio Seco, desde donde anuncia a Punta Arenas que la misión de salvamento se ha cumplido. El pueblo de Punta Arenas embandera las calles y se vacía en el muelle para recibir a los náufragos y a los salvadores chilenos cantando el Himno Nacional. Las familias se disputan a los marinos para vestirlos y agasajarlos. El mundo comienza a contar la hazaña como un episodio heroico, que a ratos linda con la leyenda.

Samson perro de la expedición

El emocionado Shackleton envía este mismo día, desde Punta Arenas a Valparaiso, el siguiente radiograma a Almirante Joaquín Muñoz Hurtado: Me es imposible expresarle mis más profundos sentimientos de gratitud por todo lo que ha hecho por nosotros. - Shackleton.

El Almirante contesta de esta manera: Sírvase recibir congratulaciones por feliz resultado empresa. La Armada de Chile recibe la noticia del salvamento de los marinos ingleses como si se tratara de nuestra propia gente. -  Muñoz Hurtado.

En seguida, en la misma Yelcho, puesta a disposición de Shackleton por el gobierno de Chile, los expedicionarios se trasladan a Valparaíso, donde la entrada al puerto es una apoteosis. El pequeño aviso de guerra pasa frente a toda la escuadra empavesada, mientras una inmensa multitud vitorea delirante. El Ministerio de la Marina Felicita al comandante Pardo, a sus oficiales y tripulantes por su desempeño en tan difícil comisión. Sir Shakleton, por su parte, declara a la prensa inglesa lo siguiente: Debo mis más profundos agradecimientos al Gobierno de Chile, al Almirante Joaquín Muñoz Hurtado, quien contribuyo a proporcionarme los medios de salvamento, y al comandante Luis Pardo, sin cuyo concurso no habría sido posible tal hazaña.

El piloto Pardo rechaza un obsequio de 25 mil libras esterlinas que le hace el gobierno de S. M. Británica. Estima que no merece tal premio, porque como marino de Chile ha cumplido una misión que le ha sido encomendada por la superioridad naval. Sólo acepta algunas condecoraciones como un recuerdo.

El marino cumple un año más en la Armada y se acoge a retiro. El gobierno lo nombra Cónsul en Liverpool. Shackleton, apenas hubo regresado a Inglaterra prepara su cuarta expedición. El Quest  zarpa de Plymouth el 24 de septiembre de 1921, llegando a Crytviken (Georgia del Sur) el 4 de enero de 1922. En la noche del 4 al 5 de ese mes, el audaz explorador muere y su cadáver es trasladado a Montevideo. Cuando sus restos iban a ser embarcados con destino a su patria, su esposa manifiesta el deseo de que fuera enterrado en el teatro de sus hazañas. En el pequeño cementerio de Crytviken una cruz se alza con el nombre de este marino temerario, cuya vida es un ejemplo admirable de tenacidad, abnegación y heroísmo. El piloto Pardo, vencedor del mar de Drake y de los témpanos a la deriva es derrotado por una enfermedad, fallece en Santiago en 1935 a los 54 años de edad.

 La Armada de Chile designa un rompehielos con el nombre de Piloto Pardo y un buque oceanográfico como Yelcho, que sirven las necesidades de las bases en el continente blanco como una forma de materializar el recuerdo de este esforzado marino que con el tiempo adverso y escasos medios materiales realiza la proeza de llegar con éxito en auxilio de los componentes de la expedición Shackleton en un viaje temerario y audaz, considerado como una hazaña y reconocida en todo el mundo.

 

Escrito y resumido por: Alejandro Glade R.