Una rara e inquietante historia de Chiloé nos habla de un grupo de brujas masculinas que durante mucho tiempo ha sido una oscura presencia en la isla. Los isleños que fueron miembros de esta secta fueron procesados en la década de 1880, y es de sus confesiones que gran parte de lo que se sabe sobre los brujos que existen en la isla.
Los hombres que desean unirse a
este culto, que se conoce como "La Provincia de los Justos", deben
someterse a un proceso de iniciación extenuante, que incluye lavar el bautismo
durante cuarenta días bajo una cascada fría, firmar un acuerdo con el diablo y
matar a un ser querido y se debe usar su piel como un bolso en el que se lleva un libro de hechizos. Los miembros
pueden transformarse en animales como pájaros negros u obscuros y perros, y son
capaces de hechizar.
La cueva de los brujos está
custodiada por una criatura al estilo de Frankenstein llamada Imbunche o
Invunche, un antiguo niño que fue robado durante el primer año de vida y
mutilado por las brujas. Sus manos, brazos, piernas y pies están
desarticulados, su cabeza se gira lentamente 180 grados de manera que mira
hacia atrás y su brazo derecho está cosido en un corte profundo en el hombro
derecho. El Imbunche es incapaz de hablar, se comunica con gritos y gruñidos, y
se alimenta de carne humana y animal. Cualquiera que espíe al Imbunche que
custodia la cueva se congela inmediatamente en el lugar por toda la eternidad.
Los brujos también emplean una
criatura conocida como La Voladora para hacer recados nocturnos. Una mujer
joven, generalmente un pariente de alguien en el aquelarre, es seleccionada
para este dudoso honor. Para llevar mensajes a los brujos, la Voladora es
alimentada con una bebida nociva que la obliga a vomitar sus órganos internos.
Luego se convierte en un pájaro negro y vuela alrededor de la isla por la
noche. Sus gritos chillones traen mala suerte, algo que muchos viejos chilotes
advierten a las personas sobre cuándo se ve un pájaro negro.
Recopilación de: Alejandro Glade
R.
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