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Cerro Tamaya |
Lugar: Región de Coquimbo.
En el cerro de Tamaya, en un palacio oculto a
cierta profundidad, en la cumbre, vive una princesa encantada.
El encargado de su
vigilancia es un gigante que tiene la forma de un potente toro negro.
De repente, el lomo del cerro
empieza a iluminar su inmensa giba con una maravillosa fosforescencia. Poco a
poco la extraña claridad va cediendo la cima y, entonces, se puede ver a la
princesa, sentada en su trono Bureo, luciendo las joyas más hermosas.
El trono resplandece al pie de un naranjo cuyos frutos parecen de
oro macizo. El gigante, el legendario toro, recorre todas esas grandes canchas, lugar
donde se levanta el trono de la princesa encantada en un extremo. La terrible bestia vigila y observa inquieto
y con ojo avizor todo el predio luminoso entregado a su custodia, dispuesto a defender y clavar su afilada cornamenta al minero audaz que tuviera la osadía de aventurarse por esos lugares en los momentos de la manifestación encantada, plena y
maravillosa como un milagro.
Existe una gran losa que cubre la entrada a este
palacio escondido en la entraña del cerro. Un minero valeroso pagó con su vida
su intento temerario de querer liberar de su encantamiento a la bella princesa,
soñada y admirada por todos los mineros.