En la Zona central se cuenta que un matrimonio vivía sin
problemas en el campo, junto a sus dos hijos. Pero la familia no sabía que la mujer era una bruja.
Esta bruja tenía escondidos unos frascos llenos de cremas y ungüentos
que se ponía en su cuerpo todas las noches. Estos ungüentos tenían la virtud de
transformarla en el animal que ella quisiese. Luego de hacer este rito, salía a
pasear por los campos de noche.
En la mañana volvía, y nuevamente se aplicaba sus cremas y ungüentos
para recobrar la forma de madre normal.
Y así pasó el tiempo, hasta que un día, no se sabe bien si
sus hijos la vieron aplicándose estas cremas o encontraron los frascos.
Imitando a su madre se pusieron las cremas, transformándose en múltiples
animales. Perros, chanchos, pollos y zorros.
Pero cuando quisieron volver a ser
los niños que eran, no supieron cómo. No sabían qué crema echarse en el cuerpo.
Convertidos en animalitos se pusieron a llorar.
Su padre al despertar por los sollozos de sus hijos se
encontró con la sorpresa de ver en lugar de sus hijos a unos pequeños
animalitos. Él logró encontrar el frasco indicado y consiguió que los niños nuevamente
volvieran a su estado normal y como siempre fueron.
El padre sin pensarlo se deshizo de las cremas y las botó a
las aguas del río que pasaba cerca de la casa.
Convertida en oveja negra volvió su esposa quien no pudo
encontrar sus mágicos ungüentos. Los buscó por todas partes sin resultado. Y
así quedó convertida para siempre en ese animal.
Ahora cuando se siente balar una oveja negra que vaga sola
por los campos de noche, todos los campesinos saben que se trata de la
Calchona, la oveja negra.
Todos acostumbran dejarle un plato de comida para que se
alimente, ya que es totalmente inofensiva.
Recopilación de: Alejandro Glade R.
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