Recopilación de: Alejandro Glade R.
Lugar: Región de Tarapacá.
Un hombre, regresaba
de noche de las fiestas del Carmen de Chitita, después de la tinca o baile
campesino que sigue a la procesión y frente a Jasjara sintió el llanto de una
criatura y pronto avistó una guagua abandonada en las piedras del camino. Se
bajó del caballo, la recogió y le hizo mimos para tranquilizarla.
La aderezó en el
cabezal de la montura, con solicitud paternal, mientras pensaba que debía ser de
alguna forastera venida a la fiesta, la que fatalmente se embriagaría sin
atender a su obligación natural. A poco andar la miró para comprobar si estaría
dormidita y se asustó al ver que echaba candelas por la boca, mostrando unos
dientes de bestia.
¡El diablo!,
dijo y la botó al fondo de la quebrada, convencido de que era el mismo demonio,
mientras sujetaba la cabalgadura, presa de espanto, en un sendero tan estrecho
como peligroso que pudo acarrear una caída mortal.
Recopilación de:
Alejandro Glade R.
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