Río Grande, Futaleufú |
Lugar: Provincia de Aisen.
Región de los Lagos
A la entrada de Futaleufú existe un cerro cortado a pique que cae sobre el Río Grande, el río y el cerro se separan en su paso por el plano dejando entre el cerro y el río grandes campos productivos de inmejorable calidad. Los campos eran fiscales y había muchos interesados en ocuparlos.
Los hermanos Pichún ocupaban una gran parte de ellos, habiendo levantado un rancho en la parte mas estratégica que era aquella en que el río y el cerro se unían en su ángulo agudo.
Los Pichún vivían en aquel lugar desde hacía ya veinte años, habían arribado desde Argentina con sus padres, que fallecieron en aquellos fértiles campos. Los Pichún se negaban a compartir con otros lo que detentaban desde tantos años y habían puesto en práctica un plan diabólico para eliminar a los competidores e interesados en llegar a colonizar el lugar.
Consistía en recibir al postulante o interesado con amabilidad en la casa, mostrarle los campos exaltando sus buenas cualidades y, a la caída de la tarde, alojaban al visitante en la casa. Al día siguiente el cadáver del intruso flotaba río abajo por la corriente del Río Grande.
La triste fama de los Pichún se extendió por la comarca, un día llegaron a Futaleufú dos hermanos en demanda de tierras. Eran oriundos de Trelew de apellido Ceballos.
Los Ceballos pequeños agricultores, hombres modestos, pero de grandes alientos, venían atraídos por la fama de estos campos, que pensaban colonizar si la suerte les hubiera sido favorable, pero… fueron a parar donde los Pichún y al día siguiente sus cuerpos flotaron en el río.
Los demás hermanos los esperaron largos meses para que los viajeros regresaran, y como no volvían, prepararon sus pilchas y se dirigieron hacia Futaleufú.
Allí consultaron por información sobre el destino de sus hermanos perdidos y fueron informados que se vieron llegar a la casa de los Pichún. Sin averiguar más pidieron alojamiento para pasar la noche y volver a Trelew. Al día siguiente flotaron dos cadaveres en el río, esta vez eran los hermanos Pichún.
Los Ceballos se habían vengado…
Escrito por: Alejandro Glade R.
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