jueves, 15 de octubre de 2015

¡Ya vuelan los Ibis!

Yámanas
Lugar: Tierra del Fuego.

     Esto fue hace mucho tiempo. Una vez más se acercaba la primavera. Entonces, se asomó un hombre fuera de su cabaña y vio cómo un ibis volaba en aquel preciso momento sobre la misma. Aquel  hombre se alegró mucho al verla y fue gritando hacia las otras cabañas: ¡Mírenla! Cuando los demás oyeron esto gritaron: ¡He aquí de nuevo la primavera! ¡Ya vuelan los ibis! Dieron saltos de alegría y conversaron todos en alta voz.

Ibis
Pero el ibis es muy delicado y sensible y quiere ser tratado con una delicadeza especial. Cuando oyó chillar tanto a aquellos hombres,  mujeres y niños, se enfadó.  Muy enfadada hizo que de pronto estallara una gran nevada, acompañada de una copiosa helada. Desde entonces, estuvo cayendo nieve y más nieve durante meses enteros. Caía sin interrupción y toda la tierra se cubrió de hielo.

Hacía un frío tan intenso que en todos los canales de heló el agua. Entonces, murieron miles y miles de hombres, pues no podían subirse a sus canoas y salir fuera a buscar comida. No pudieron abandonar sus cabañas para recoger leña, pues por todas partes había mucha nieve. Cada día morían más hombres.

Por fin, al cabo de mucho tiempo, cesó la nevada. Poco después, apareció un sol muy fuerte. Calentaba tanto que todo hielo y la nieve se derritieron; toda la tierra se cubrió de agua hasta las cimas de las montañas. Entonces, corrió mucha agua en los canales y al mar. Este sol resplandecía con tanto calor que quemó los árboles de las cúspides de las montañas y todavía siguen peladas.

También derritió la capa de hielo que cubría los canales. Por eso pudo la gente, al fin, acercarse a las orillas y subirse en sus canoas para ir en busca de comida. Sin embargo, en las faldas de las montañas y en los valles muy lejanos se ha mantenido la capa de hielo, espesa hasta nuestros días, pues era muy gruesa para que  aquel sol la pudiera derretir. Todavía se ve en el día de hoy esta enorme capa de hielo que avanza en bloques hasta el mar (los muchos glaciares). Tan grande era que, entonces, cubría toda la tierra. Hacía un frío extraordinariamente intenso y caía una terrible masa de nieve. Todo esto lo motivó el ibis; es muy delicada y sensible.

Desde entonces, tratan los yámanas a los ibis con el mayor respeto. Cuando se aproximan a sus cabañas, la gente se queda quieta y manda callar a los pequeños.


Recopilación por: Alejandro Glade R.


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