Lugar: Octava Región.
Un toqui araucano capturó una doncella española y la llevó al sur de Concepción hasta la zona de Laraquete.
Pasó el tiempo y la doncella se acostumbró poco a poco a estar con su amo y toqui, hasta que aceptó ser su esposa; pero los jefes de la tribu miraron esta situación con muy malos ojos que era la unión en casamiento.
Entonces una noche, los jefes avisaron a la doncella
española que el toqui había muerto a la orilla del arroyo. En su desesperación
la doncella que era cristiana huyó del poblado, y se puso a vagar por los
bosques y a lo largo del estero, la doncella lloraba mucho por su amado y rogaba
a su Dios para que le devolviera a su ser amado.
Mientras lloraba a la orilla
del río, cada lágrima que caía al agua se convertía en una piedra cruz. Los guerreros
al ver este verdadero milagro producido por el amor hacia el toqui, trajeron a
la machi, o hechicera, a la orilla del río y ésta llenó su calabaza de rituales
con las piedras misteriosas que se habían convertido de sus lágrimas.
Cuando
sonó el cultrún o tambor araucano, las piedras empezaron a saltar dentro de la
calabaza, ordenando liberar al cacique que había sido desterrado de la tribu,
así el toqui vuelve con su amada y como se decía que este había sido un
milagro, los integrantes y jefes de la tribu aceptaron el casamiento.
Recopilación por: Alejandro Glade R.
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