Romualdito es una
"animita" que, desde los años 1930, se encuentra ubicada en la calle
San Borja, a un costado de la Estación Central de Ferrocarriles, en Santiago de
Chile. Es una pared de varios metros oscurecida por el humo de velas,
permanentemente encendidas y repleta de placas con inscripciones de
agradecimiento por los milagros que sus seguidores atribuyen a esta
"animita". La fe popular es tal que, cuando se realizó la
remodelación y reconstrucción del contorno de la Estación Central, esta pared
no fue removida. Por su ubicación cercana a la estación ferroviaria tiene
muchos seguidores de lejanas provincias de Chile y del extranjero.
Todas las animitas de carretera
se instalan en el mismo lugar donde las personas fueron violentamente
asesinadas en el entendido que sus almas permanecen ahí, a esta razón se debe
la construcción de templetes techados a dos aguas y con velas en su interior, y
pueden abogar ante los espíritus superiores para ayudar a los vivos a resolver
problemas.
De ahí que, a cada milagro, debe
agradecérsele con una placa en el muro o templete construido. Las placas han ocupado
toda la superficie de los templetes y prácticamente todo el muro.
El problema de Romualdito es que
el tiempo y la leyenda han oscurecido la identidad y
circunstancias del asesinado, muchas teorías existen al respecto, algunas muy probables, y otras francamente insensatas.
circunstancias del asesinado, muchas teorías existen al respecto, algunas muy probables, y otras francamente insensatas.
Las principales versiones
populares que existen hasta hoy sobre la identidad de Romualdito, son las
siguientes:
*Un niño que habría sido asesinado
brutalmente tras ser violado por vagabundos del sector. Esta conversión de
Romualdo en un niño se repite en otros casos de animitas, como el citado de la
Carmencita. La tendencia a identificar rasgos angelicales en los niños y darlos
por milagrosos o santos cuando fallecen en muertes dolorosas y crueles
(generalmente en manos de herejes) es muy antigua en el cristianismo y tiene
muchos ejemplos en el resto del mundo, como el famoso Santo Niño de La Guardia
y también el caso de San Simón de Trento, entre otros. No ha faltado quien
ofrenda a la animita de San Borja, además de las flores, velas y
agradecimientos, algún juguete de niño, convencidos de esta versión sobre la
identidad del milagroso personaje.
*Otra teoría dice que Romualdito era ya un muchacho al momento de morir (de unos 20 años), pero con retraso mental o síndrome de Dawn. Todos lo querían en el barrio por ser muy servicial, trabajador y simpático. Según esta historia, el infortunado Romualdo falleció tras ser atacado a palos y cuchilladas por criminales callejeros que dejaron su cuerpo tirado junto a la pared, donde fue encontrado después. Se dice que el desgraciado muchacho iba camino a entregar un poncho del tipo manta de Castilla, o bien a darle comida a su padre, que estaba postrado por alguna enfermedad. Si bien esta versión no insiste en la niñez del personaje, conserva su inocencia al relacionarlo con un "tontito" inofensivo y querido por el barrio, que acabó siendo víctima de la crueldad de los asesinos.
*Una de las versiones que siempre se tomó por más cercana a la realidad de caso, decía que el occiso era en realidad un tal Romualdo Ibáñez, de 40 años y que también habría fallecido asaltado y apuñalado en el lugar. Esta versión ponía su nota de dramatismo al agregar que Romualdo justo venía saliendo aquel día de una larga convalecencia en un hospital para tuberculosos, (aparentemente, el Barros Luco). También se dice que los delincuentes lo mataron para quitarle su poncho de abrigo y los 15 pesos que llevaba consigo. El investigador, Oreste Plath intuyó que ésta podía ser la versión más cercana a la realidad y es a la que dio más crédito en su trabajo "L'Animita", de 1993.
*Una leyenda menos cotizada por los fieles dice que Romualdito era un huaso recién llegado a Santiago, que cayó tras ser embaucado por malhechores que sólo querían asaltarlo y robarle su manta o poncho. Una versión recogida por Plath, sin embargo, coloca a este personaje con una variación: el huaso llevaba tiempo ya en la capital pero venía saliendo de una enfermedad respiratoria. También llevaba una manta.
*La versión menos elegante y menos
aceptada de todas las que maneja el credo popular es una de las
varias que
menciona también Plath, respecto de que Romualdo habría sido un peligroso
maleante abatido por policías en ese lugar. Cabe añadir que sí han existido
otras animitas en la ciudad que pertenecieron a delincuentes y asesinos, por
extraño que pueda parecernos.
Llama la atención la repetitiva
figura del poncho en estas versiones. Quizás sea, como en toda leyenda
ramificada, un elemento de verdad que sobrevive entre los rasgos fabulosos del
mito. También se agregan detalles especiales, como que esa noche del crimen
llovía, que fue asesinado en horas altas y que su cuerpo sólo fue hallado al
día siguiente en la mañana. Otro detalle advertido por Plath es que en las
distintas versiones, siempre resulta semejante el hecho traumático del
asesinato violento por parte de delincuentes, e incluso el autor lo verifica
entrevistando a personajes del barrio que alcanzaron a conocer más de cerca la
leyenda de Romualdito. Una de las versiones que recoge hablaba incluso de que
los asaltantes eran tres y habían salido del restaurante del sector llamado
"Los Tres Palos", muy popular en aquellos años.
*Otro hecho que se perdió en la
penumbra y se fue nublando, es el de la fecha exacta en que murió Romualdo.
Independientemente de la versión que lo tomara por niño, retrasado mental o
adulto, muchos creían que el año de su muerte fue en 1950, quizás por una
impresión errada del detalle que comentaremos sobre la presencia de placas de
los años cincuenta como las quizás más antiguas de todas las que quedan en el
murallón donde se erigió su devoción como animita.
*SANTIAGO emol, viernes, 10 de
agosto de 2012.-
Cuatro aspirantes a detectives de
la PDI consiguieron identificar, tras ardua labor, al protagonista detrás de la
animita "Romualdito", célebre centro de culto popular situado en el
sector de Estación Central, al poniente de Santiago.
Según los jóvenes investigadores, el hombre detrás del mito sería Romualdo Ivanni Sambelli, quien fue asesinado el 8 de agosto de 1933 por dos asaltantes.
La víctima, quien era mecánico y tenía 41 años de edad, vivía a cinco cuadras del sitio en el que hoy se levanta el muro, ennegrecido por las velas que sus "fieles" han colocado por décadas en su honor.
Los futuros detectives también
encontraron la tumba en la que se encuentran sus restos, en el Cementerio
General. Allí también recibe homenajes de quienes le hacen peticiones. Al mismo
tiempo, descubrieron una fotografía a partir de la cual pudieron reconstruir la
imagen de Romualdo Ivanni antes de su fallecimiento.
El descubrimiento fue un trabajo que
formó parte del proceso de formación policial de los jóvenes, quienes preparan
su incorporación a la policía civil.
Recopilación por Alejandro Glade
R.
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