Lugar: Provincia del Maule.
Hace muchos años, un grupo de
indios que al parecer venían de muy al norte, del país que era llamado de los
Incas, llegó a orillas del río Maule y allí sostuvo una enconada lucha con el
indómito aborigen.
Los mapuches fueron de esta
manera despojados del terruño que les pertenecía.
Después de sucesivos encuentros, los
invasores siguen buscando senderos, hasta penetrar un poco más al sur.
El extranjero, fatigado y
sediento por la refriega y la caminata se abalanza a beber agua del río hasta
saciarse. Así, uno a uno fueron quedándose dormidos acaso hechizados por el
efecto mágico de aquellas rumorosas aguas. Al amanecer del día siguiente,
mientras el sol despuntaba en el oriente, son despertados por el embrujo de
hermosos cantos y danzas de exóticos ritmos. Lo que sus ojos ven los deja
extasiados: danzarinas bajadas por el rayo del sol, su pelo, que llega hasta la
cintura, es dócil y sedoso, sus ojos semejan rubíes, y sus labios carnosos, el
rojo purpura del copihue.
Fue así como estos valerosos
hombres, que habían conquistado la parte norte y central del país, caen bajo los
encantos naturales de la mujer maulina. Y estos orgullosos y aguerridos incas,
que sólo se emocionaban al fragor de la lucha, fueron cautivados por las indias
cauques, hasta tal punto que se quedan definitivamente a su lado, olvidando su
interés de conquista.
Desde entonces, todo hombre que
llega a estas tierras y pasa frente al extraordinario río Tutuven siente el
imán irresistible de sus aguas, y al beberla cae preso del mismo embrujo de que
fue objeto el hombre de muy al norte, vale decir, se enamora de una mujer de la
región y pasa a ser un hijo más de esta embrujada tierra maulina.
Recopilación de: Alejandro Glade
R.
ah!
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